Aunque ya no es tan común, en la actualidad aún podemos toparnos con personas o familias que consideran algo “malo” el realizar todas o la mayoría de sus actividades haciendo uso principal de las extremidades izquierdas. Incluso obligando a las personas desde pequeñas a ser diestros.
Esto se debe a que desde hace siglos, se le ha tratado con inferioridad a las personas zurdas. La iglesia Católica declaró a estos como “sirvientes del Demonio”, durante muchos años, los zurdos asistían a escuelas católicas eran obligados a acostumbrarse a escribir con la mano derecha.
Solo la mano derecha puede bendecir en el culto cristiano, al mismo Diablo se le muestra como zurdo y en la Biblia se cuentan con más de 25 referencias desfavorables para la mano izquierda.
Dentro del Islam, la impureza está directamente relacionada con la mano izquierda, por el contrario, en el continente americano, los Incas consideraban el uso de esta extremidad como una señal de buena suerte.
Un tratado de psiquiatría, de 1921 rebela que se consideraba a este hecho como algo equivalente a la demencia. Mas tarde, en los 60’s se convirtió en una sintomatología relacionada con la dislexia.
En las tribus africanas, no es permitido que una mujer prepare alimentos con la mano izquierda, esto se debe a que se teme que se use magia negra al hacerlo. En Japón, por su parte, si la esposa era zurda, se consideraba un elemento más que suficiente para solicitar un divorcio. Esa creencia dejó de ser practicada hace pocas décadas.
De acuerdo a cierta superstición popular, conocer a algún zurdo debe ser solamente en martes, pues de lo contrario, eso representa muy mala suerte. El días martes (Tuesday en su traducción al inglés) es el único día que los siniestros “pueden ser nobles” Tuesday equivale a Tiw’s Day (es decir el día de Tiw) y Tiw es el dios zurdo de los escandinavos.
Como podemos ver, hay muchas creencias antiguas que minimizaban personas que simplemente utilizan el lado contrario en comparación a la mayoría, sin embargo, esta facultad solo muestra una habilidad que como pocos poseen y la necesidad aún de la adaptación de ciertos artículos cotidianos.