- Sólo una librería tenía en venta algunos ejemplares, la del Cecut (Conaculta)
- Ditexma los tiene sobre pedido
- Librería El Día asesoró al respecto
- En el Grafógrafo pueden conseguir algunos ejemplares
Tijuana-BC // Junio 24 de 2015 // Isaías Plascencia – CdTj
La XXIII Feria del Libro de Tijuana arrancó con una amplísima variedad de títulos, autores, temas y precios de distintas editoriales, pero nada o casi nada para personas con discapacidad visual.
En un recorrido que se hizo la tarde del domingo por la explanada del Cecut, se preguntó en los más de 15 módulos instalados por las librerías con larga trayectoria de Tijuana, las invitadas y aquellas alternativas si tenían algún libro en Braille y la respuesta esperada fue «no».
Algunos empleados o representantes dudaron sobre el término «Braille», otros dijeron que no manejaban eso y otros de manera tajante expresaron un rotundo «no».
A pesar de la negativa generalizada, cuatro librerías pasaron la prueba, aunque sólo una tenía en venta en la Feria ejemplares para las personas con discapacidad visual, aunque no obras recientes, ni un catálogo amplio para elegir.
Ditexma
Ditexma, una librería ubicada en la calle Ermita Norte correspondiente al fraccionamiento Santa Cruz, si bien no tenía en ese momento ejemplares en venta, una de sus representantes mencionó que sí cuentan con dos guías para aprender el Braille, además de un servicio sobre pedido a partir de un listado de obras adaptadas al abecedario de combinaciones de puntos.
El Día
Librería El Día, con domicilio en el bulevar Sánchez Taboada, esto en la zona Río, no tiene en su inventario material para lectura en Braille, pero uno de sus trabajadores relató algunos esfuerzos de escritores, organizaciones e instituciones que en los últimos años se han esforzado por incluir entre sus lectores a niños y jóvenes con deficiencias visuales, pero reconoció que es poco lo que se ha hecho para atender a este sector de la población en Tijuana.
El Grafógrafo
En el Grafógrafo, ubicado en el Pasaje Rodríguez de la avenida Revolución, se dijo que contaban con algunos pero en inglés, sin embargo los tenían en su local comercial, pero ofrecieron su ayuda para localizar libros en Braille entre los libreros que conocen.
Cecut-Conaculta
Cuando la esperanza estaba a punto de fenecer, cerca del escenario artístico, junto a la entrada a las salas de conferencias y exposiciones, se repitió la pregunta y ahora sí hubo un «sí» como respuesta.
Pocos ejemplares, un título, pero el módulo de la librería del Cecut dentro de su listado de publicaciones respaldadas por el Conaculta, tenían en venta, por 50 pesos el libro de poemas y reflexiones «Lo que empiezan, los avanzados», volumen 1.
El alto costo de la inclusión a través del Braille
La producción de un libro de la manera tradicional, impreso, es cara y más cuando el tiraje es limitado y sin el respaldo de una empresa editorial solvente y con una estructura sólida para su promoción, distribución y venta.
La elaboración tan solo de un ejemplar en Braille, puede duplicar o triplicar lo que costaría adquirir uno con hojas entintadas y no a partir del uso de los relieves en combinaciones de hasta seis puntos por caracter en el formato clásico de este abecedario.
Ahora bien, no se trata únicamente del precio, sino del tiempo que se invierte por unidad, el costo del papel que debe ser tan grueso o más que la cartulina, así como el peso que alcanzaría una antología de cuentos breves de unas 100 páginas con tipografía «Arial», tamaño 12 y con separación simple de renglón.
Por otra parte hay que tomar en cuenta el conocimiento que debe tener el personal de esas editoriales en cuanto a discapacidad visual, así como lo difícil y caro que es adquirir hardware y software adaptados para el Braille.
En México es posible comprar equipo importado, bajo pedido y de manera limitada en la capital del país, donde una máquina de escribir manual de uso personal puede alcanzar un precio de 15 mil pesos, una impresora eléctrica para uso casero, 75 mil pesos y la de producción masiva rebasa los 200 mil pesos. El costo se eleva por la importación, las trabas aduaneras y la ineficiente aplicación de los derechos humanos desde la parte que le corresponde a la autoridad.
En lo que respecta a los derechos de autor pudiese ya no ser un problema, si la industria mexicana del libro se apegara al Tratao de Marrakesh, en el que se acordó el «facilitar el acceso a las obras publicadas a las personas ciegas, con discapacidad visual o con otras dificultades para acceder al texto impreso», esto en junio 27 de 2013, documento que por cierto México firmó el 25 de junio de 2014.
Premisas
El atraer el tema de los libros, el Braille, la discriminación y la inclusión, genera dudas, expectativas y múltiples razonamientos en torno a quién tiene la razón, verdad, culpa, obligación o responsabilidad, pero las respuestas son muchas y cada una abre paso a un abanico de posibilidades.
Alguien diría, «no hay libros en Braille, porque nadie los pide»; otro, «no los piden porque no saben que hay»; de igual forma se respondería «no los hay porque no hay quién los haga»; «su producción sería incosteable, elevaría su costo y por lo tanto no habría quien pagara el precio por estos».
Para finalizar
La inclusión y el verdadero respeto a los derechos humanos, adquieren valor y vigencia, cuando se evita o elimina culquier tipo de discriminación, por lo que es una tarea pendiente para los involucrados en la industria del libro impreso, el tomar en cuenta no solo a las personas con discapacidad visual, sino aquellos que tengas deficiencias físicas, mentales, sensoriales e intelectuale, tal como se indica en la Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad, así como su reglamento, y cuya publicación se hizo en el Diario Oficial de la Federación el 23 de julio de 2012.
Por último
A pesar de todo, la Feria del Libro atiende las necesidades de un mercado que busca más opciones de lectura y es un difícil esfuerzo colectivo el atraer lectores y ofrecerles mejores alternativas de títulos y autores, que sin duda los libreros y editoriales procurarán para los meses siguientes o en la edición del 2016, traer, mostrar y hasta vender ejemplares para todos, incluyendo a las personas con cualquier discapacidad.