La mayoría de las ciudades en nuestro país, no están acondicionadas para las personas en silla de ruedas, con discapacidad auditiva o visual.
Es “normal” encontrar diversas barreras en las ciudades tales como:
- Un escalón más alto de lo normal.
- Un coche estacionado en un paso para peatones.
- Vendedores ambulantes y mesas de restaurantes en las aceras y áreas de uso peatonal.
- Mobiliario urbano que obstaculiza el desplazamiento de personas con discapacidad visual o movilidad reducida.
- Teléfonos de uso público y cajeros automáticos no adaptados.
- Bocas de los buzones postales, papeleras y elementos similares situadas a una altura inferior a 90 cm o superior a 120 cm desde el suelo.
- Fuentes para beber con una boca situada menos de 85 cm y más de 100 cm.
- Obras en la vía pública sin señalizar ni proteger.
- Entre otras
Por lo anterior, se requiere implementar una serie de medidas que permitan a las personas con discapacidad realizar sus actividades en igualdad de condiciones que las demás, por ejemplo:
- Botones de los ascensores con escritura braille.
- Aceras peatonales accesibles con una anchura mínima de paso (1,80 metros) que permita la circulación de forma autónoma y continua de todas las personas.
- Parques y jardines con instalaciones de uso público enlazadas mediante caminos peatonales accesibles.
- Bandas para señalizar o delimitar el paso de peatones, antideslizantes en seco y en mojado, resistentes al desgaste del tráfico rodado y con un contraste elevado respecto al color dominante de la calzada.
- Semáforos con señalamientos sonoros.
- Pavimento duro y estable, sin piezas sueltas.
- Rejillas, tapas de registro, bocas de riego y otros elementos situados en el pavimento, enrasados y sin resaltes.
- Ramas, arbustos o similares que no irrumpan en el ancho libre de paso ni por debajo de 210 cm.
- Escaleras con iluminación en todo su recorrido, sin zonas oscuras, y con todos los peldaños de las mismas dimensiones en altura y profundidad.
- Entre otras