Familia
Es la familia, base en la construcción de un presente y futuro sólido para las personas de talla baja, tanto de México, como de cualquier parte del mundo; es así que las enseñanza de valores desde el seno del hogar, contrarrestan la discriminación, desigualdad, acciones irrespetuosas y la exclusión.
Irene Sánchez, presidenta y fundadora de la comunidad Talla Baja Región Tijuana, así como mamá de Isabella, un niña de talla pequeña, término que también es aceptado, sostiene que el amor, la unidad, fraternidad y constancia que se forjan en casa, consolidan de manera positiva el carácter y personalidad, tanto de mujeres como hombres que viven esta variable de la discapacidad motriz.
«El mejor apoyo que podemos darles, es brindarles la oportunidad para que construya su propia segurdidad de sus acciones, su físico, ideas y metas. Más que nada construir en ella la fortaleza para poder sobrellevar cualquier situación que haga sentir excluida», mencionó la activista.
Barreras y retos
Son múltiples los obstáculos a los que se enfrenta este sector de la población, hasta hace pocos años invisibilizado y segregado, en particular en cuanto a la accesbilidad, movilidad, desplazamiento, sin dejar de lado el que no del todo se le ha tomado en cuenta en el mercado laboral, mientras que en el campo académico prevalecen estigmas y prejuicios.
«Considero que primordialmente en algunos casos de personas con esta condición es un impedimento el desenvolverse o trasladarse ya que no todos tienen la capacidad móvil para caminar, depende la condición. En cuestiones académicas siempre he dicho que son personas como cualquier otra, con objetivos, metas y sueños. Podría decir que una barrera difícil sería la ignorancia de la gente que puede llegar a desmotivar a cualquier ser humano y hacerlo sentir inseguro alejando sus metas y sueños», agregó.
En el campo educativo
La participación del personal dedicado a la educación, resulta esencial no solo para cumplir con la obligación la enseñanza y con ello el del aprendizaje, sino el generar mecanismos y ambientes facilitadores en la socialización diaria entre estudiantes, no limitándose a la inserción del quien tiene la discapacidad, tampoco a la integración, sino avanzar en todo momento en el arduo proceso incluyente.
«Opino que mientras los docentes de verdad transmitan la importancia de los valores sobretodo el respeto, será un ambiente sano para los estudiantes de talla baja. Pero sería de mucha ayuda que el docente apoye informándolos sobre esta condición, más durante octubre cuanto es el mes de la concientización de las personas de talla baja, por qué son talla baja, y sobretodo por qué deben ser tratados igual que todos», subrayó Irene Sánchez quien forma parte de una red nacional de colaboración que lucha por el amplio respeto y reconocimiento hacia la gente con acondroplasia (grupo de enfermedades del crecimiento óseo).
Ahora bien, el trato amable, como antesala a la armonía social, no basta, pues debe completarse con la materialización de varias cosas, como la instalación de retretes, lavamanos y bebederos adecuados en los planteles escolares, así como en cualquier otro sitio, sin olvidar las rampas, en sí, todo lo que implica el cumplimiento del Diseño Universal.
Solidaridad y humanismo
«Como familia siempre es muy importante el informar, invitar a que crezca y se una más gente de talla baja en la comunidad y entre ellos se apoyen», expresó la mamá de Isabella, quien además es ya practicante de la Lengua de Señas para comunicarse con personas sordas y así avanzar hacia una inclusión más amplia con sentido humanista.