Alcanzar la inclusión de todas las personas en un mismo espacio, pero reconociendo la diversidad, requiere de un compromiso de cada sector social, gubernamental y empresarial, pero en particular voluntad política y un esquema abierto de educación plural, más cuando se trata de mujeres y hombres que viven en situación de discapacidad.
Al respecto el luchador social, Javier Rodríguez, quien además es maestro sordo de Lengua de Señas Mexicana (LSM), expresó que una forma para lograrlo se da al forjar las bases que faciliten ese escenario donde la comprensión, tolerancia y solidaridad sean tan solo tres aspectos esenciales para su consolidación.
Sobre la población con discapacidad auditiva, expresó que no toda sabe sobre derechos humanos y por lo tanto experimentan múltiples momentos dentro del espectro de la discriminación por parte de una mayoría auditiva en México, como resultado de la comunicación reducida, compleja o inexistente.
En ese sentido mencionó que a través de la LSM podría romperse la barrera del aislamiento comunicativo, entre quienes perciben o no sonidos, pero el reto está en generar un programa transversal de enseñanza de este patrimonio lingüístico a nivel nacional.
“Es muy importante primero que todas las personas sordas y oyentes sepan LSM, para que en el futuro podamos ser incluidas y tomada en cuenta, pues la discapacidad auditiva es una discapacidad que no se ve”, puntualizó el instructor.
Javier Rodríguez, reconocido en Tijuana y otras partes del país como un activista decidido a impulsar los cambios necesarios, sostuvo que no se considera como alguien con discapacidad, pues ha podido interactuar en cualquier entorno sin que su sordera, resultado de un accidente durante su infancia, se convirtiera en un impedimento, pero aceptó que no ha sido una tarea sencilla.
“No me considero una persona con discapacidad, pues depende en parte de cada persona, sin embargo desde el lado médico siempre quieren ver al sordo como alguien que tiene una discapacidad y no debe ser así, hace falta mucha educación”.
Al manifestarse en contra del lucro en la enseñanza de la Lengua de Señas Mexicana, subrayó que esta es para toda la gente, pero debiese darse prioridad a las personas sordas en programas de tutorías y capacitaciones de LSM, no que sea monopolizado por instructores oyentes, de lo contrario no se avanzaría en la justa inclusión laboral.
Algo que debe respetarse y saberse sobre la comunidad sorda, es la existencia de una cultura propia que se evidencia por su silencio y la forma de relacionarse con lo que les rodea, siendo el uso correcto de la Lengua el mecanismo para avanzar en cada etapa de la vida.
“Me emociona el mundo del silencio, no escucho a nadie a mi alrededor, es hermoso; cuando me voy a dormir, lo hago bien a gusto. Tenemos nuestro mundo, muy diferente al de las personas oyentes”.
Javier “el mimo sordo”, como también es conocido mantiene activos sus sueños e ideales basados en los Derechos Humanos y que busca cada día materializarlos al romper los muros de la ignorancia al compartir su conocimiento sobre la LSM, pero sobretodo, el demostrar que es posible avanzar en materia de inclusión a pesar del burocratismo gubernamental y la resistencia de la gente.
“Hace unos días soñé con el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, que fui a visitarlo en la Ciudad de México; me recibió con mucho gusto y me concedió dos deseos. En el primero pedí que me pusieran una escuela para sordos y en el segundo, trabajo para todas las personas sordas; pasó el tiempo y me los cumplió”.
Consciente de las dificultades, confía en los cambios, pero dijo que de no acelerarse los procesos indispensables que acaben con la exclusión, toda persona con sordera o no, vivirá ajena a la oportunidad mutua de acercamiento y convivencia, por lo tanto alejada de la verdadera inclusión.
«Aprende Lengua de Señas Mexicana y descubre el hermoso mundo del silencio», concluyó.