Aunque la libertad pueda llegar para una persona víctima de tortura1 policial, no significa que la tranquilidad se vea reflejada en su proceso de reintegración a la sociedad, no al menos de manera inmediata o en su forma ideal.
Las consecuencias
“La tortura -policial- tiene consecuencias individuales en las personas que sobreviven a esta práctica, tanto en su salud física y mental, como en la sexual, además de modificar todas sus relaciones con el núcleo familiar, amigos, trabajo, la misma calle, la sociedad”, así lo expresó Araceli Olivos Portugal, abogada del Centro de Derechos Humanos, Miguel Agustín Pro Juárez.
La activista quien participó en el Encuentro “Desarrollo de capacidades para la prevención de la tortura en el Noroeste de México”, realizado en la tercera semana de enero la Universidad Iberoamericana de Tijuana, mencionó que esta práctica violenta y común en México, no solo tiene consecuencias negativas individuales, pues pueden llegar a alcanzar a la gente más cercana dentro y fuera del círculo íntimo parental.
“No vuelven a ser las mismas al obtener su libertad, sino que ahora tienen muchos más retos para reconstruirse personalmente en su salud y la confianza en otras personas y sentirse de nuevo fuertes y capaces”, puntualizó la defensora de derechos humanos durante su visita a esta ciudad fronteriza.
El estigma
Ante eso dijo que después de todo acto de tortura viene la estigmatización y que al tiempo se extiende hacia la familia, pero precisó que esta perspectiva discriminatoria surge desde el momento de la acusación, antes de cualquier proceso por la vía legal.
“Para la familia empieza a ser una pena trascendental, y esto se refiere a aquella que se castiga no solo a la persona justa o injustamente, sino también a la familia y en México, las penas son trascendentes, siempre las familias sufren las torturas, las acusaciones penales y desde luego que sufren la prisión”.
La libertad
Olivos Portugal manifestó que después de que una mujer o un hombre abandonan la prisión, inicia todo un nuevo proceso para recuperar la libertad emocional y social, algo que puede no lograrse en poco tiempo sin padecer los estragos de esta transición, como puede ser la desintegración de la familia.
«Hablamos de un proceso de muchos años, desde el momento que la personas es detenida y torturada hasta que finalmente recupera la libertad y después parece que hay todo un tiempo proporcionalmente similar a todo lo anterior de detención, tortura y cárcel, que se necesita para reconstruirse en la salud, seguridad, proyecto de vida, tener un nuevo sentido y reconocer que las personas nunca vuelven a ser quienes eran, pero se puede construir un nuevo proyecto”.
Por último, la integrante de esa organización sin fines de lucro y fundada en 1988 por la Compañía de Jesús, con el propósito de promover la defensa de personas en condiciones de vulnerabilidad, mediante la intervención de especialistas en leyes, psicología, pedagogía y antropología, dijo que no hay nada que explique o justifique por qué las personas son torturadas.
“Todas las naciones del mundo han estado de acuerdo que la tortura es uno de los crímenes que no puede ser permitido bajo ninguna justificación, ni siquiera en una guerra”.
- La activista fue invitada a Tijuana por la Comisión Ciudadana de Derechos Humanos del Noroeste y compartir su experiencia como defensora en casos de tortura.
Enlace al Centro Prodh: http://centroprodh.org.mx
1De acuerdo a la Real Academia Española, la tortura significa: Grave dolor físico o psicológico infligido a alguien, con métodos y utensilios diversos, con el fin de obtener de él una confesión, o como medio de castigo.